jueves, 12 de agosto de 2010

Hay flores para todos


Me gustaría compartir con todos los “efeteros” algo que experimenté en mí misma hace ya tiempo, una transformación maravillosa de una gran creencia limitante, que creo que la mayoría de nosotros hemos tenido en algún momento.


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por María Martínez Diez

Este trabajo lo realicé con la ayuda de Guillermo Peña y, aprovecho para recordaros a todos los terapeutas que estéis al otro lado, la necesidad y el beneficio que aporta una visión externa de los problemas que tenemos. No por el hecho de ser capaces de ayudar a los demás tenemos la “obligación” de solucionar todos nuestros asuntos. De la misma forma que enseñamos a los niños a pedir ayuda cuando la necesitan, nos debemos “dar permiso” para solicitarla nosotros cuando sintamos que la necesitamos.

La Creencia Limitante en cuestión sobre la que trabajé fue esta:

“Para que tú consigas algo, se lo tienen que quitar a otro”

Para trabajar esta Creencia Limitante la técnica que utilicé fue la de la “lámpara” (consiste básicamente en visualizar la punta de tu dedo índice como si fuera una pequeña lamparita, que tiene la capacidad de mostrarnos lo que hay en nuestra zona afectada, en la que sentimos la emoción o el dolor, tan sólo enfocando en ese lugar). Como al pensar en la frase se me ponía una sensación molesta en el estómago, le puse la lamparita al dedo y lo enfoqué al estómago a ver qué “veía”. Lo primero que vi fue esto: un lado negro más grande que el blanco y que parece que esté encima de él.



Después de una ronda de Tapping (secuencia corta: Ce, LO, BO, BN, BL, CL, BB, CO) referente a la imagen que había visto, volví a enfocar mi “linterna” y la figura inicial había cambiado: Ahora la parte blanca había cambiado de textura y se había vuelto más densa, como la pintura de pared. Y, en esta ocasión la parte blanca avanzaba por encima de la negra.



Tras otra ronda acerca de la figura, al volver a “mirar”, vi lo siguiente: la masa espesa y blanca daba paso, en la parte central, a una mezcla de las dos partes, una masa de la misma consistencia que la blanca, pero con un color gris claro. Por su parte, la zona antes negra, dejaba entrever tonos marrones, terrosos, como si la tierra estuviera absorbiendo la pintura negra, de textura como la acuarela, muy ligera.



Una ronda más de tapping con esta imagen y fue “evolucionando” para tornarse en: una forma marrón, de tierra, en la que todavía había una parte con una especie de mancha gris, con la misma textura que en la anterior imagen.



Al acabar de trabajar con ella, fui viendo un cambio que conforme avanzaban los puntos, se iba convirtiendo en: un pedazo de tierra en el que iban creciendo flores por momentos, flores que, por el color rojo de los pétalos, me recordaban a las amapolas. En este “cuadro”, todavía había, en un lado, una pequeña mancha gris, que parecía una piedra en un jardín.



Conforme iba haciéndome tapping, ese pequeño jardín iba tomando forma. La pequeña “piedra” dio paso a un pequeño caracol, y había cada vez más flores. Pero el cambio más importante fue que vi, dentro del jardín, una mano que cogía un puñado de flores para hacerse un ramillete y que, acto seguido, en el lugar de esas flores recogidas, brotaban unas nuevas, invadiéndome una sensación maravillosa:
“¡Hay flores para todos!”



He querido compartir esto precisamente ahora, porque creo que es un momento en el que los miedos se apoderan de nosotros en mayor medida. Todos estos miedos tienen detrás una frase, algo que resuena en nuestra mente cada vez que sentimos ese miedo, y la gran noticia es que, con EFT podemos transformar cualquier cosa que nos esté impidiendo lograr aquello que deseamos.

Muchas gracias a todos por estar ahí, a ti David por permitir que crezca EFT y, por supuesto, a Gary Craig por su maravilloso legado.

Un abrazo,
María MD.